Urdir una trama teatralizada del complejo mundo del encierro es una tarea difícil que Genelhú y Húngaro consiguen con maestría. Tal es así que A podemos visualizar el horror del abandono, percibir hasta el crepitar de los huesos machacados que sedimentan los cimientos, sentir la grasa viscosa de los cuerpos inmolados, hasta casi oler la de putrefacción que rodea ese averno de dolor. […] Esta dramaturgia ficcionada es tan real, refleja con tal viveza la violencia y destrucción que supone la cárcel que su lectura puede dañar seriamente la salud emocional de quienes la lean. Puede provocar rabia e indignación y consecuentemente argumentos sólidos para la acción organizada por la abolición de las prisiones…
Alicia Alonso
La prisión es dibujada y definida con mucho más acierto en este teatro del absurdo que en cualquier manual de derecho penal, que en, cualquier reportaje televisivo o en cualquier estudia sociológico. La cárcel se revela así como lo que es: |un personaje siniestro, enloquecido, borracho poder, vengativo y aleatorio que devora cuerpos y vidas, consciente y orgulloso del mal que provoca fuera y dentro de sus entrañas, orgulloso de cómplices y exuberante desde su falsa bandera resocializadora y justiciera.
June San Millán





